Pura Vida

Hemos pasado por Costa Rica, unos escasos 9 días, que nos han resultado insuficientes para conocer mejor el país. Pasamos la frontera en panga (una especie de canoa a motor), por el río Frío, sólo el viaje mereció la pena, ya que pudimos ver una impresionante vegetación, así como, monos, todo tipo de aves, tortugas, incluso pude distinguir un caimán (Ana dice que era un tronco).
Una vez pasada la frontera, nuestro destino era La Fortuna, para ello cogimos el primer autobús que vimos. No estábamos muy seguros hacia donde iría, reproduzco nuestro diálogo:
Ana: "Toni, estás seguro que éste va hacia La Fortuna?"
Toni: "No lo sé, pero a algún sitio nos llevará"
Y nos reímos.
Al cabo de un rato el cobrador nos indicó que teníamos que cambiar de bus a medio camino, en un cruce, y esperar una hora.
Ya en La Fortuna y lloviendo, nos dispusimos a buscar alojamiento, y tras mucho preguntar decidimos quedarnos en la Posada Inn, un sitio acogedor, cómodo y bien de precio. Además, pudimos disponer de nevera y cocina, cosa que nuestro estómago y bolsillo agradecieron enormemente. La Posada tenía en el patio varios árboles frutales: el que da la papaya (no sé su nombre), uno que daba un fruto que no nos atrevimos a probar, y un naranjo, el cual aproveché para hacer zumo cada mañana.
Decir que La Fortuna es el típico pueblo en el que a cada metro te ofrecen 15 tours diferentes, que está lleno de turistas y es bastante caro. Ya que estábamos, hicimos un tour, ir a ver por la noche como el volcán Arenal expulsa la lava, todo y que lo observas a 1 km de distancia impresiona, la foto no es muy buena. Al día siguiente, en lugar de contratar otro tour, decidimos ir caminando (5km de ida, y 5 de vuelta), a la catarata Arenal. Una pequeña caida de agua en la que nos pudimos bañar, después del largo ascenso, que por cierto, el agua estaba helada.
Al día siguiente nos fuimos a Puntarenas, pensando que sería un sitio de playas paradisíacas en la costa del Pacífico, pero fue un sitio bastante inhóspito y en cuanto nos despertamos por la mañana nos marchamos.
Por tanto, nos hemos dejado por ver el sur de Costa Rica, la costa del caribe, el resto de volcanes y los parques nacionales, pero como aquí sólo estamos de paso para coger el avión y nuestro presupuesto es limitado, ya sabemos suficiente de vulcanología, y no nos apetecía hacer 25 horas de viaje en 3 días, decidimos alojarnos en Alajuela, a la espera de marcharnos. Estamos en el Hostel Mango Verde, un sitio genial en el que no podíamos utilizar la cocina, pero que tras hablar con el dueño, conseguimos convencerle para que nos la dejara usar, así como, una rebaja del precio. Aquí nos quedamos varios días para organizar el trabajo hecho y el que nos queda por hacer...

PD: Ana vuelve a estar coja.